martes, 3 de septiembre de 2013

Pasajes del café

-¿Tienes miedo?
-No, no es eso -dijo con una mirada baja-, es solo que.. no quiero volver atrás... -dijo con una voz entrecortada que apenas se escuchaba- ...no soporto esta soledad, es fría, pero aun así la nostalgia me invade.
 -¿Te refieres a Pricila?
- ¿Por que siempre tiene que ser ella el eje de mi camino? y no, no es sólo ella, si no a todas esas personas que sonreían a mi lado, a pesar de que quizá fuesen mentiras.
- ¿Pero que dices? -dijo alterado Adán- Aún las tienes y más cerca que nunca, siempre supiste que Pricila era una variable inconstante que se iría en cualquier momento, !Ah! acaso esos meses a su lado te afectaron a ti el desinteresado y "exitoso" Alex, que al estirar la mano obtenía lo que quería.
-Me temo que no, ese es el origen de mi miedo, que digo miedo ¡terror! no se si abrí los ojos o que sucedió. Si tan sólo yo pudiera enmendar los errores, no sólo con ella si no conmigo mismo...
-Ni lo menciones, eso ya no es posible en ningún sentido y lo sabes bien, deberías aprender a valerte por ti mismo de una buena vez y dejar de ser tan mediocre.
-Lo sé, sólo que es difícil...
-¡Carajo! difícil en que sentido, tu siempre buscándole un pero a todo. Digo finalmente lo único que tienes al final de cuentas es a ti mismo, Pricila ya no raya aquí, ni en el hubiera y mucho menos en un haber.
-¡Al diablo todo! -dijo un tanto alterado azoto la mesa y se levanto de aquella mesa al aire libre-